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Sábado en Barcelona; 5 Planes Increíbles para un Sábado Perfecto en Barcelona
Sábado en Barcelona; Descubre 5 Experiencias Únicas para Disfrutar tu Sábado en Barcelona
Sábado en Barcelona; Barcelona es una ciudad llena de energía, arte y rincones sorprendentes, ideal para vivir un sábado inolvidable. Si buscas experiencias diferentes que combinen cultura, diversión y momentos especiales, aquí tienes cinco planes irresistibles. Desde pasear por mercados icónicos y explorar barrios con historia, hasta ver el atardecer desde las alturas, pintar con vino o brindar en una terraza con vistas, cada opción está pensada para que tu sábado sea único. Ya sea solo, en pareja o con amigos, estos planes te permitirán disfrutar de lo mejor de la ciudad con estilo y autenticidad. Prepárate para vivir Barcelona intensamente.
Paseo por el Mercat de la Boqueria y desayuno en el Raval
Barcelona despierta con un aire vibrante los sábados por la mañana, y uno de los mejores lugares para sentir esa energía es el Mercat de la Boqueria. Este mercado emblemático, situado en plena Rambla, ofrece un espectáculo de colores, aromas y sabores que enamora tanto a locales como a visitantes. Desde frutas tropicales hasta embutidos catalanes, la variedad es abrumadora.
A primera hora, los pasillos aún no están abarrotados, lo que permite pasear con calma y observar a los comerciantes preparar sus puestos. Muchos ofrecen pequeños bocados como zumos naturales, pinchos de frutas o montaditos, perfectos para ir abriendo el apetito. Las paradas de marisco, jamón ibérico y quesos artesanales son especialmente populares.
Una buena forma de vivir la Boqueria es dejarse llevar sin rumbo fijo. Ir picando aquí y allá mientras se conversa con los vendedores es casi un ritual barcelonés. Algunos incluso te ofrecerán probar productos antes de comprar, como parte de su encanto tradicional. Además, el bullicio del mercado es contagioso y te conecta con el pulso real de la ciudad.
Tras la visita, el cuerpo pide un desayuno en condiciones, y el barrio del Raval, justo al lado, tiene opciones excelentes. Es un barrio multicultural, con una mezcla de locales de toda la vida y cafés modernos que sirven desde croissants artesanos hasta desayunos veganos. Uno de los más recomendables es Caravelle, un lugar muy popular por su café de especialidad y su shakshuka.
Otra opción es Satan’s Coffee Corner, un sitio con carácter y estética urbana, ideal para los que aman el café fuerte y tostado con precisión. Su carta es corta pero original, con toques japoneses y escandinavos. También puedes optar por Lukumás, si tienes antojo de donuts caseros y café para llevar.
El ambiente del Raval los sábados por la mañana es tranquilo pero vivo. Verás grupos de amigos desayunando, turistas perdidos en las callejuelas y vecinos paseando con sus perros. Puedes sentarte en una terracita, observar la vida pasar y planear el resto del día mientras disfrutas de tu desayuno.
Si te apetece seguir explorando, a unos pasos tienes el MACBA, el Museo de Arte Contemporáneo, que siempre tiene exposiciones interesantes. Incluso si no entras, el espacio exterior del museo es un punto de encuentro animado, con skaters, artistas callejeros y mucho ambiente joven.
Este plan matutino es perfecto para comenzar el sábado con energía y buen humor. Combina tradición con modernidad, gastronomía con cultura, y te permite conectar con la ciudad de una manera relajada pero intensa. Es un recorrido ideal para quienes quieren saborear Barcelona desde dentro, sin prisas y con todos los sentidos.

Tarde en los Búnkers del Carmel
Uno de los secretos mejor guardados de Barcelona durante años fueron los Búnkers del Carmel. Aunque hoy ya son conocidos por muchos, siguen siendo un lugar mágico para pasar la tarde del sábado. Situados en lo alto del Turó de la Rovira, ofrecen una vista panorámica de 360 grados de toda la ciudad.
Para llegar, puedes tomar el metro hasta Alfons X o caminar desde el Park Güell. La subida es algo exigente, pero vale totalmente la pena. Durante el camino, verás cómo la ciudad va quedando a tus pies, y la emoción de lo que te espera arriba crece con cada paso.
Una vez en la cima, la recompensa es increíble: el skyline de Barcelona se extiende desde el mar hasta las montañas. Verás la Sagrada Familia, la Torre Glòries, el puerto y, si el día está despejado, incluso el Montjuïc y más allá. Es un lugar que invita a parar y contemplar.
Mucha gente sube con una manta, algo de picar y una bebida. Las tardes de sábado se llenan de grupos de amigos que charlan, parejas que comparten una copa de vino, músicos improvisados y turistas que descubren el lugar por primera vez. Todo en un ambiente relajado y respetuoso.
Si llegas con tiempo, es ideal para ver la transición entre la luz del día y el atardecer. Cuando el sol empieza a caer, el cielo se tiñe de tonos anaranjados y rosados. Las luces de la ciudad comienzan a encenderse y todo se vuelve aún más mágico.
La historia de los Búnkers también añade un toque especial. Son restos de una batería antiaérea de la Guerra Civil, construida en 1938. Hoy en día, algunas partes se han restaurado y cuentan con paneles informativos sobre su importancia histórica y militar.
Puedes aprovechar para hacer fotos espectaculares o simplemente sentarte en silencio a disfrutar del momento. Es un lugar que invita a desconectar, a respirar profundo y a sentirte pequeño ante la inmensidad de la ciudad. Ideal para reflexionar, reír o compartir una conversación tranquila.
Además, no hay coste alguno, lo que convierte a los Búnkers en una opción perfecta para quienes quieren una experiencia auténtica sin gastar mucho. No hay bares ni tiendas arriba, así que es buena idea llevar agua y algo para comer antes de subir.
Al bajar, puedes caminar por el barrio del Carmel, uno de los más auténticos y tranquilos de Barcelona. Allí encontrarás pequeños bares y cafeterías locales donde terminar la tarde con una bebida fresca o una tapa tradicional.
En definitiva, pasar la tarde del sábado en los Búnkers del Carmel es una forma preciosa de conectar con Barcelona desde las alturas. Entre vistas impresionantes, historia viva y un ambiente bohemio, este plan te regala una experiencia difícil de olvidar.

Tour artístico por el Born y el Gótico
Barcelona es una ciudad que respira arte en cada rincón, y el mejor lugar para sentir esa esencia es el corazón antiguo: los barrios del Born y el Gótico. Pasear por sus callejuelas un sábado por la tarde es sumergirse en siglos de historia, arquitectura y creatividad.
Comienza tu recorrido en el Born, un barrio vibrante donde lo moderno se mezcla con lo medieval. Aquí abundan las galerías independientes, tiendas de diseño y talleres de artistas. Un buen punto de partida es el Centre de Cultura i Memòria del Born, un espacio cultural sobre ruinas arqueológicas del siglo XVIII.
Continúa por calles estrechas como Carrer de l’Argenteria o Carrer dels Flassaders. A cada paso, encontrarás pequeñas galerías como Galeria Miquel Alzueta o Miscelanea, que combinan arte contemporáneo, ilustración y diseño emergente. Muchas de ellas ofrecen entrada gratuita y exposiciones rotativas.
Una parada obligada es el Museo Picasso, situado en cinco palacetes góticos. Alberga más de 4.000 obras del artista, y es fascinante ver su evolución desde la infancia hasta sus etapas más experimentales. El museo es especialmente recomendable los sábados por la tarde, ya que suele haber menos afluencia que por la mañana.
Después del museo, puedes cruzar hacia el barrio Gótico por la calle Montcada. Este barrio es un laberinto encantador de plazas escondidas, iglesias antiguas y detalles arquitectónicos que capturan la atención de cualquier amante del arte. La Plaça Sant Felip Neri, por ejemplo, es silenciosa y melancólica, con marcas de la Guerra Civil aún visibles en sus muros.
En tu paseo descubrirás murales urbanos, balcones decorados, esculturas inesperadas y músicos callejeros que convierten las calles en escenarios improvisados. Todo esto suma a la experiencia de un tour artístico espontáneo, donde lo visual se mezcla con lo sonoro y lo emocional.
Una buena idea es combinar las visitas con alguna parada para tomar algo. En el Born, el Antic Teatre es un lugar perfecto: una terraza secreta rodeada de vegetación, ideal para descansar entre una galería y otra. En el Gótico, prueba un café en Caelum, una antigua pastelería de monjas que te transporta a otra época.
No hace falta seguir un mapa estricto. Lo más mágico de este recorrido es perderse, caminar sin rumbo y dejarse sorprender por lo inesperado. Una esquina que nunca habías notado, un taller abierto al público, una exposición efímera, un grafiti con mensaje.
Para cerrar la tarde, puedes acercarte a la Plaça del Rei o la Plaça Reial, donde el arte se mezcla con la historia y la vida nocturna comienza a despertarse. A esa hora, el juego de luces naturales y faroles antiguos crea una atmósfera cinematográfica perfecta.
Este tour artístico es más que una visita a museos: es una experiencia sensorial y emocional. Es dejarse llevar por el alma creativa de Barcelona y reconectar con el arte en todas sus formas, desde lo clásico hasta lo más vanguardista. Una forma bella y profunda de vivir tu sábado.

Tarde de pintura con vino en Wine Gogh
Una forma diferente y original de pasar la tarde del sábado en Barcelona es participando en una sesión de pintura con vino en Wine Gogh. Este espacio artístico rompe con lo tradicional y transforma la pintura en una experiencia sensorial completa. Aquí no se trata de ser experto, sino de disfrutar del proceso mientras se saborea una copa.
Desde el momento en que entras, el ambiente te envuelve con luz tenue, música inspiradora y pinceles preparados sobre lienzos en blanco. La experiencia está pensada para liberar la creatividad, incluso si nunca has pintado antes. Hay guías que acompañan paso a paso, pero el objetivo no es copiar, sino expresarte.
Lo mejor es que todo sucede mientras degustas vino. Las copas fluyen de forma relajada, ayudando a soltar la mano y también la timidez. Es un plan perfecto para ir con amigos, en pareja o incluso solo, ya que el ambiente es cálido y acogedor. Todos están ahí para pasarlo bien.
Cada sesión tiene una temática diferente: desde paisajes hasta figuras abstractas o retratos. Esto hace que puedas repetir sin aburrirte, ya que cada semana ofrece una experiencia distinta. Además, al final te llevas tu propia obra a casa, como recuerdo único de la jornada.
Uno de los puntos fuertes de Wine Gogh es su capacidad para combinar arte y diversión sin presiones. Nadie juzga el resultado, y la risa es parte del proceso. Muchas personas descubren que pintar les relaja más de lo que imaginaban, sobre todo cuando se combina con buena música y un buen vino.
El local suele estar decorado con obras de otros participantes, lo que crea un ambiente inspirador. También puedes interactuar con otras personas, compartir técnicas o simplemente brindar por el arte espontáneo. Es habitual que se generen conversaciones entre desconocidos con una copa en la mano y un pincel en la otra.
Wine Gogh se ha convertido en uno de los planes alternativos más recomendados en la ciudad. Es una actividad perfecta para desconectar del estrés semanal y reconectar contigo mismo o con tus amigos de una manera creativa. Además, tiene un punto romántico ideal para citas diferentes.
Las sesiones suelen durar entre una hora y media y dos horas, lo justo para disfrutar sin que se haga largo. Puedes reservar en línea con facilidad, y el precio incluye todo: materiales, guía, vino y, por supuesto, tu obra final. Un plan completo y sin complicaciones.
Al terminar, estás en una zona céntrica y bien conectada, así que puedes seguir la noche en algún bar cercano. Muchos aprovechan para comentar sus cuadros con una segunda copa en una terraza, cerrando el día con risas y satisfacción por haber creado algo propio.
En resumen, Wine Gogh ofrece mucho más que una clase de pintura. Es una vivencia multisensorial donde el arte, el vino y la buena vibra se mezclan para crear una tarde de sábado distinta, divertida y memorable. Ideal para quienes buscan planes originales con alma.

Cena y copas en una terraza o rooftop
Cuando cae la noche del sábado en Barcelona, nada mejor que disfrutar de una cena y unos cócteles en una terraza con vistas. La ciudad cuenta con una gran oferta de rooftops donde la gastronomía y el paisaje urbano se funden en una experiencia inolvidable. El ambiente es vibrante, cosmopolita y perfecto para cerrar el día con estilo.
Uno de los más conocidos es el SkyBar del Grand Hotel Central. Desde su piscina infinita se ve toda la ciudad, con la Catedral iluminada como fondo. Aunque la entrada suele ser exclusiva para huéspedes durante el día, por la tarde abren al público, y puedes disfrutar de tapas creativas y cócteles bien presentados.
Otra opción es el rooftop del Hotel Pulitzer, muy cerca de Plaça Catalunya. Es un espacio verde, moderno y con buena música. Los sábados por la noche suelen tener sesiones de DJ en vivo, lo que le da un aire festivo sin ser demasiado ruidoso. Ideal para charlar mientras se comparte una botella de vino o gin-tonic.
Si prefieres algo más sofisticado, el Terrat del Mandarin Oriental ofrece una experiencia gastronómica de autor. Con una carta firmada por el chef Gastón Acurio, aquí puedes cenar ceviches, tiraditos o carnes con una presentación exquisita. Las vistas al Passeig de Gràcia son imponentes, sobre todo con las luces de la Casa Batlló brillando cerca.
Para quienes buscan un ambiente más relajado, el Hotel 1898 en Las Ramblas ofrece una terraza elegante pero acogedora. Sus sofás y lámparas crean un entorno íntimo, perfecto para una cita o una conversación tranquila. El menú mezcla cocina mediterránea con toques modernos, y su selección de vinos es excelente.
Si te apetece algo más informal y bohemio, puedes probar el Barceló Raval, con vistas panorámicas de 360 grados. Este rooftop tiene un bar circular que permite moverte libremente y ver desde el mar hasta Montjuïc. Es muy frecuentado por locales, lo que le da un aire más auténtico y menos turístico.
Una ventaja de estas terrazas es que no necesitas hacer grandes desplazamientos. Están bien ubicadas y conectadas por metro o bus, por lo que puedes ir de una a otra si te apetece cambiar de ambiente. Muchas incluso están cerca de zonas como El Born o el Gótico, por si quieres seguir la noche en un bar o club.
Cenar en un rooftop es más que comer, es disfrutar de una experiencia completa. La brisa suave, la vista iluminada de la ciudad y el sonido ambiente de Barcelona crean una atmósfera mágica. Sea en pareja, con amigos o solo, es un plan que siempre deja buen sabor de boca.
No importa si buscas lujo o algo más casual, en Barcelona hay una terraza perfecta para cada estilo. Combinar cena y copas en las alturas es una forma ideal de vivir la ciudad desde otra perspectiva. Porque Barcelona, desde arriba, también enamora.
