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Planes Sevilla; Arte, Historia y Cultura en Cada Esquina

Planes Sevilla; Una ciudad donde la historia se entrelaza con el arte y la cultura, ofrece una experiencia inolvidable para todos sus visitantes. Con su arquitectura impresionante y su atmósfera vibrante, es el destino perfecto para aquellos que buscan sumergirse en la riqueza cultural de España.

Desde sesiones creativas de pintura acompañadas de vino hasta el flamenco apasionado, Sevilla tiene algo para todos. No solo es un lugar para admirar monumentos históricos como la majestuosa Catedral y el Real Alcázar, sino también para vivir experiencias auténticas que capturan la esencia del espíritu sevillano. Prepárate para explorar y dejarte encantar por los colores y sabores de Sevilla.

 

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1. Wine & Gogh: Pintura y Vino en el Corazón de Sevilla

Sevilla, con su rica tradición artística y su vibrante escena cultural, ofrece una experiencia única llamada Wine & Gogh, una actividad que fusiona el arte de la pintura con el placer de degustar vinos locales. Esta experiencia permite a los visitantes desatar su creatividad en un ambiente relajado y sociable, ideal tanto para artistas experimentados como para principiantes.

La sesión de Wine & Gogh se realiza en un estudio acogedor o en un espacio al aire libre seleccionado por su inspiradora belleza, típicamente rodeado de la arquitectura histórica de Sevilla. Al llegar, los participantes son recibidos con una copa de vino fino de la región, conocido por su cuerpo y sabor excepcional, que sirve como preludio perfecto para una noche de creatividad. Mientras se saborea el vino, un artista local introduce a los participantes en las técnicas básicas de la pintura, asegurando que incluso aquellos sin experiencia previa puedan disfrutar plenamente de la actividad.

El tema de la pintura varía en cada sesión, pudiendo incluir paisajes emblemáticos de Sevilla, como la Giralda o el Parque de María Luisa, retratos inspirados en el flamenco, o interpretaciones abstractas que reflejan el sentir personal de cada participante. La elección del tema se hace de tal manera que resalta la riqueza cultural y artística de Sevilla, proporcionando a los participantes no solo una actividad recreativa, sino también una profunda conexión con el espíritu de la ciudad.

Durante la actividad, se fomenta la interacción entre los participantes, creando una atmósfera de camaradería y intercambio cultural. Es común ver cómo los visitantes comparten impresiones sobre su viaje, consejos sobre lugares a visitar, o simplemente disfrutan de la compañía de nuevos amigos. El vino sigue fluyendo, lo que ayuda a mantener un ambiente distendido y festivo.

Al final de la sesión, cada participante se lleva a casa su obra de arte como recuerdo de su experiencia en Sevilla. Esta pieza no solo sirve como un hermoso recuerdo, sino también como un testimonio personal de su viaje creativo en la ciudad.

Wine & Gogh no es solo una actividad; es una invitación a explorar tu creatividad mientras te sumerges en la cultura local. Ofrece una perspectiva única de Sevilla, combinando el disfrute del arte visual con la apreciación de los sabores que define esta región vinícola.

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2. Catedral de Sevilla y La Giralda: Joyas Arquitectónicas del Gótico

La Catedral de Sevilla, también conocida como la Catedral de Santa María de la Sede, es no solo un símbolo icónico de la ciudad, sino también la catedral gótica más grande del mundo. Este colosal monumento es una parada obligatoria para cualquier visitante en Sevilla, ofreciendo una rica mezcla de historia, arte y arquitectura que habla de la grandiosidad de la ciudad a lo largo de los siglos.

Construida en el siglo XV sobre los restos de una antigua mezquita almohade, la catedral fue concebida con una ambición clara: sus constructores deseaban crear una iglesia tan magnífica que aquellos que la vieran construida pensaran que estaban locos. Hoy en día, este magnífico templo alberga el retablo más grande y uno de los más impresionantes del cristianismo, una obra maestra de la talla en madera que representa escenas de la vida de Cristo, talladas con un detalle asombroso.

El interior de la catedral es un tesoro de arte religioso, donde cada capilla lateral cuenta su propia historia, adornada con obras de arte de incalculable valor, como pinturas de Murillo y esculturas de Montañés. Además, la catedral es el lugar de descanso de Cristóbal Colón, cuya tumba es sostenida por cuatro heraldos que representan los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra.

Adyacente a la catedral se erige La Giralda, el campanario que es todo un emblema de Sevilla. Originalmente construida como minarete durante la época almohade, la Giralda fue transformada en campanario tras la reconquista cristiana, agregando elementos renacentistas que armonizan con el estilo islámico original. Subir los 35 rampas hasta la cima de La Giralda ofrece a los visitantes una vista panorámica de Sevilla, ofreciendo un maravilloso panorama que abarca los tejados históricos y el moderno horizonte de la ciudad.

La visita a la Catedral de Sevilla y La Giralda es una experiencia que combina admiración arquitectónica con una profunda conexión espiritual y cultural. Caminar por sus naves y ascender el campanario no solo permite a los visitantes apreciar la belleza y el ingenio artístico de épocas pasadas, sino también entender mejor la rica historia de Sevilla y su papel como uno de los centros culturales y espirituales de España. Esta experiencia deja en quienes la viven un sentido de asombro y una apreciación más profunda por la ciudad y su legado histórico.

Wine Gogh
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3. Real Alcázar: Un Viaje a la Historia Mudéjar

El Real Alcázar de Sevilla no es solo un palacio; es un viaje a través de la historia y un testimonio del encuentro entre diversas culturas. Esta residencia real, la más antigua en uso en Europa, representa una síntesis extraordinaria de estilos artísticos islámicos, mudéjares, góticos, renacentistas y barrocos, reflejo de las múltiples capas de historia de Sevilla.

Fundado originalmente en el siglo X como una fortaleza para los gobernantes musulmanes de Sevilla, el Alcázar comenzó su transformación en palacio real bajo el reinado de Pedro I de Castilla en el siglo XIV. Conocido como Pedro el Cruel, por sus adversarios, o el Justiciero, por sus partidarios, este monarca promovió la construcción de una serie de estancias suntuosas conocidas como el Palacio Mudéjar, que aún hoy siguen deslumbrando a los visitantes con su exquisita artesanía.

Uno de los aspectos más impresionantes del Alcázar es su uso del arte mudéjar, un estilo que es esencialmente islámico pero influenciado por la estética cristiana. Los intrincados azulejos, los arcos entrelazados, y los techos artesonados de madera reflejan una mezcla de técnica y arte que fue posible gracias a la colaboración entre artesanos musulmanes, cristianos y judíos. Cada sala y patio cuenta historias de alianzas y conflictos, de amor y de poder.

El Patio de las Doncellas es el corazón del palacio, con su largo estanque central flanqueado por arcos y columnas, un diseño que simboliza el paraíso musulmán. La atención al detalle es asombrosa: cada centímetro del espacio está decorado con estucados que narran epopeyas y poesías, creando un efecto hipnotizante. Mientras tanto, los jardines del Alcázar, con sus fuentes, pavos reales y laberintos de setos, ofrecen un refugio tranquilo y una frescura bienvenida lejos del bullicio de la ciudad.

Visitar el Real Alcázar es entender cómo la arquitectura no solo sirve como refugio o residencia, sino también como una declaración de poder y un puente entre culturas. Cada visita proporciona una comprensión más profunda de cómo las tradiciones artísticas pueden coexistir y florecer juntas, creando algo que es mucho más grande que la suma de sus partes.

Para cualquier visitante en Sevilla, el Real Alcázar no es simplemente un destino turístico, es una experiencia educativa y sensorial que deja una impresión duradera de la historia rica y compleja de España.

Wine Gogh
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4. Barrio de Santa Cruz: Encanto y Misterio en las Calles Sevillanas

El Barrio de Santa Cruz, situado en el corazón de Sevilla, es uno de los rincones más encantadores y emblemáticos de la ciudad. Este antiguo barrio judío, con sus estrechas callejuelas y patios escondidos, está cargado de historia y leyendas, ofreciendo a sus visitantes una atmósfera única de misterio y belleza.

Caminar por Santa Cruz es como retroceder en el tiempo. Las calles laberínticas, diseñadas así en parte para proporcionar sombra y frescura durante los calurosos veranos sevillanos, revelan a cada paso algo nuevo: una pequeña plaza, una fuente antigua, un balcón florido o una puerta de madera tallada que parece contar historias del pasado. Es fácil perderse en este entorno, pero ese es precisamente uno de los mayores placeres de explorar Santa Cruz.

El barrio alberga algunos de los sitios más significativos de Sevilla, como la Catedral y el Archivo de Indias, pero son sus rincones menos conocidos los que frecuentemente capturan la imaginación de los visitantes. Uno de estos es la Plaza de Doña Elvira, con sus naranjos y azulejos que cuentan la leyenda de Don Juan Tenorio, el famoso seductor de la literatura española. Otro es la calle Susona, nombrada así por una trágica historia de amor y traición durante la época de la Inquisición, que aún hoy se recuerda con una losa en el suelo marcando la casa de Susona Ben Susón.

Mientras deambulas por Santa Cruz, también puedes descubrir numerosos talleres artesanales y boutiques que venden desde cerámica tradicional hasta joyería moderna inspirada en diseños antiguos. Estos comercios no solo ofrecen souvenirs únicos, sino también una oportunidad de apreciar el talento y la creatividad de los artesanos locales.

Además de su rica historia y cultura, el Barrio de Santa Cruz es famoso por su vibrante vida gastronómica. Pequeñas tabernas y bares de tapas se esconden en cada esquina, ofreciendo delicias como jamón ibérico, queso manchego, y por supuesto, gazpacho. Comer y beber en Santa Cruz es otra forma de experimentar la tradición sevillana, donde cada bocado parece contar una parte de la historia de la ciudad.

En resumen, el Barrio de Santa Cruz no es solo un lugar para visitar, sino para experimentar. Con cada paso, ofrece una mezcla de historia, arte, gastronomía y vida cotidiana que hace de Sevilla una ciudad verdaderamente inolvidable.

Wine Gogh
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5. Pasión Flamenca: Noche de Baile y Música

Una visita a Sevilla no estaría completa sin sumergirse en el apasionante mundo del flamenco, el arte que es tan sinónimo de la cultura española. El flamenco, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es una expresión artística profundamente emotiva que combina canto, baile y música, y en Sevilla, se vive con una intensidad especial.

El flamenco nació de la confluencia de diversas culturas que han habitado Andalucía a lo largo de los siglos, incluyendo influencias gitanas, árabes, y judías. Esta rica mezcla cultural se refleja en la intensidad y el sentimiento de las actuaciones flamencas, donde cada zapateado, cada rasgueo de guitarra y cada quejido vocal parece contar una historia de amor, pena o alegría.

Una de las mejores maneras de experimentar el flamenco es asistir a un espectáculo en uno de los muchos “tablaos” flamencos de Sevilla. Estos locales están dedicados a la presentación del flamenco en su forma más pura y vibrante. En un ambiente íntimo, los espectadores se sientan cerca de los artistas, lo que permite experimentar de cerca la poderosa emoción y la impresionante habilidad técnica de los bailaores, cantaores y guitarristas.

Uno de los aspectos más fascinantes del flamenco es su capacidad para improvisar. Aunque hay estructuras y patrones tradicionales, cada actuación es única, con los artistas respondiendo a la energía del público y entre sí, lo que hace que cada espectáculo sea una experiencia irrepetible. Los artistas flamencos suelen empezar lentamente, construyendo la tensión hasta llegar a un crescendo de pasión y energía que a menudo deja tanto a los intérpretes como al público emocionalmente agitados.

Para los visitantes que desean profundizar en la cultura del flamenco, Sevilla ofrece también clases y talleres donde se puede aprender los rudimentos del baile flamenco o la técnica de la guitarra flamenca. Participar en estas clases no solo proporciona una apreciación más profunda del arte, sino también una conexión personal con esta tradición andaluza.

La experiencia de una noche de flamenco en Sevilla es algo más que un espectáculo; es una inmersión en una tradición que sigue vibrante y relevante en la vida contemporánea de Sevilla. El flamenco no es solo arte; es un lenguaje emocional que se comparte entre ejecutantes y espectadores, dejando una huella imborrable en todos los que tienen la fortuna de experimentarlo.

Wine Gogh
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6. Parque de María Luisa y Plaza de España: Oasis Urbano de Belleza y Historia

El Parque de María Luisa, junto con la icónica Plaza de España, forma uno de los conjuntos más pintorescos y emblemáticos de Sevilla. Este espacio verde, originalmente parte de los jardines privados del Palacio de San Telmo, fue donado a la ciudad en 1893 por la Infanta María Luisa Fernanda de Orleans, convirtiéndose en el parque público más grande y más visitado de Sevilla. La Plaza de España, construida en 1929 para la Exposición Iberoamericana, es una maravilla arquitectónica que complementa la serenidad del parque con su grandeza ceremonial.

El Parque de María Luisa es un verdadero oasis en medio de la ciudad, con sus amplias avenidas arboladas, fuentes ornamentales, y numerosos pabellones y glorietas que evocan una era pasada de esplendor y romanticismo. Al pasear por el parque, los visitantes pueden disfrutar de una variedad de paisajes, desde jardines formales con estanques y rosaledas hasta rincones más silvestres que invitan a la reflexión y al descanso. Es un lugar ideal para escapar del bullicio urbano y sumergirse en la naturaleza, observando las muchas especies de aves que habitan este entorno tranquilo.

La Plaza de España es una estructura semicircular impresionante que abraza varios brazos de un canal pequeño, cruzado por hermosos puentes de cerámica. Su diseño incorpora elementos de la arquitectura renacentista y barroca, pero es el uso extensivo de azulejos, particularmente en los bancos a lo largo de sus muros, lo que cuenta la historia de las provincias de España a través de escenas pictóricas y motivos tradicionales. Cada rincón de la plaza está cuidadosamente diseñado para capturar y celebrar la diversidad y la historia de España, haciendo de este lugar un punto de encuentro favorito tanto para locales como para turistas.

Además de ser un lugar para el paseo y la contemplación, el Parque de María Luisa y la Plaza de España ofrecen un escenario espectacular para fotografías, picnics y simplemente para ver pasar a la gente. Durante la primavera, especialmente cuando las flores están en plena floración, el parque se transforma en una paleta de colores vibrantes que realza aún más su belleza.

Visitar el Parque de María Luisa y la Plaza de España no es simplemente una actividad turística; es una experiencia que encapsula la belleza natural, el arte y la historia de Sevilla, ofreciendo a cada visitante recuerdos imborrables de su estancia en esta ciudad encantadora.

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7. Mercado de Triana: Sabores Auténticos en el Corazón Gastronómico de Sevilla

El Mercado de Triana no es solo un mercado; es un centro vital de la cultura gastronómica sevillana, un lugar donde los sabores, aromas y colores se entrelazan para crear una experiencia sensorial inolvidable. Ubicado en el barrio de Triana, conocido por su profundo arraigo flamenco y sus tradiciones artesanales, este mercado encapsula la esencia de Sevilla a través de su oferta culinaria y su atmósfera vibrante.

El Mercado se asienta sobre los restos del Castillo de San Jorge, anterior sede de la Inquisición española, y esta rica historia añade una capa de profundidad a su carácter ya vibrante. Al pasear por los puestos del mercado, los visitantes pueden disfrutar de una variedad impresionante de productos frescos, desde mariscos capturados en las cercanías de la costa andaluza hasta frutas y verduras cultivadas en las fértiles tierras de la región.

Lo que realmente distingue al Mercado de Triana son sus bares y restaurantes, donde chefs locales y aficionados al buen comer se reúnen para compartir y disfrutar de la cocina andaluza. Las tapas, pequeños platos que se pueden degustar en un ambiente informal, son una forma excelente de probar una amplia variedad de delicias locales sin comprometerse a una comida completa. Clásicos como el gazpacho, jamón ibérico, tortilla española y una variedad de quesos locales se ofrecen al lado de innovaciones culinarias que muestran la creatividad de los cocineros sevillanos.

Además de ser un lugar para comprar y comer, el Mercado de Triana es un espacio de encuentro social. Aquí, los sevillanos y visitantes de todo el mundo se mezclan, compartiendo mesas y conversaciones, intercambiando recomendaciones culinarias y consejos sobre secretos y gemas ocultas de la ciudad. Esta interacción hace que cada visita al mercado sea única, proporcionando no solo alimento para el cuerpo, sino también para el alma.

Para aquellos interesados en la cocina, muchos puestos ofrecen también clases y talleres donde se puede aprender a preparar platos tradicionales andaluces. Participar en estas actividades no solo proporciona habilidades culinarias, sino también una apreciación más profunda de la cultura y las tradiciones de Sevilla.

Visitar el Mercado de Triana permite a los viajeros y locales experimentar de primera mano la frescura y la autenticidad de la cocina sevillana, todo en un entorno lleno de historia y hospitalidad. Es un lugar esencial para entender cómo la comida forma una parte integral de la identidad cultural de Sevilla.

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