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Domingo en Sevilla; 5 Experiencias Únicas para Vivir un Domingo Perfecto en Sevilla

 

Domingo en Sevilla; Sevilla es una ciudad que no descansa en encanto, ni siquiera los domingos. Si estás buscando cómo aprovechar al máximo este día, aquí te presentamos 5 planes irresistibles que combinan cultura, sabor, arte y vistas espectaculares. Desde paseos tranquilos por lugares emblemáticos hasta experiencias creativas con vino y pinceles, cada propuesta está pensada para que vivas un domingo inolvidable. Ya sea que prefieras caminar entre jardines históricos, descubrir el alma de Triana, saborear un brunch en el centro o contemplar el atardecer desde las alturas, Sevilla te ofrece momentos únicos que te conectan con su esencia más auténtica.

 

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Paseo por el Parque de María Luisa y la Plaza de España

El Parque de María Luisa es uno de los espacios verdes más emblemáticos de Sevilla y una excelente opción para comenzar el domingo con calma. Es un lugar perfecto para desconectar del ritmo urbano y sumergirse en la tranquilidad que ofrecen sus senderos arbolados y su ambiente natural.

El parque se extiende a lo largo de varias hectáreas, lo que permite disfrutar de un paseo largo y relajado. Sus caminos rodeados de palmeras, naranjos y fuentes invitan a explorar cada rincón sin prisas, dejando que el tiempo fluya al ritmo del entorno.

Uno de los elementos más característicos del parque son sus glorietas, pequeños espacios decorados con bancos de cerámica, estatuas y vegetación. Cada glorieta está dedicada a un personaje ilustre de la historia española, lo que convierte el paseo en una experiencia también cultural.

Muy cerca del parque se encuentra la majestuosa Plaza de España, una obra monumental construida para la Exposición Iberoamericana de 1929. Este lugar se ha convertido en un símbolo de la ciudad por su impresionante arquitectura y su ambiente encantador.

Caminar por la Plaza de España es como sumergirse en un escenario cinematográfico. Sus puentes, canales y bancos de azulejos representan las provincias de España, y permiten detenerse a contemplar cada detalle artístico que adorna el espacio.

Si visitas la plaza un domingo por la mañana, es habitual encontrar músicos tocando al aire libre. Violines, guitarras o incluso grupos flamencos dan un aire mágico al lugar. La música en vivo se mezcla con el sonido del agua de las fuentes y crea una atmósfera única.

Además, en la plaza puedes alquilar una barca para remar por el canal. Es una actividad sencilla pero muy entretenida, ideal para parejas, familias o amigos que buscan un momento divertido y diferente dentro de un entorno monumental.

Los alrededores también ofrecen oportunidades para tomar un café o un helado en alguna de las terrazas cercanas. Puedes sentarte a descansar mientras observas a los paseantes y disfrutas del ambiente sevillano en todo su esplendor.

En primavera y otoño, el parque y la plaza muestran una belleza especial. Los colores de las hojas, las flores en plena floración y la luz del sol sevillano hacen que el paseo sea todavía más placentero y digno de ser fotografiado.

Los domingos por la mañana, tanto el Parque de María Luisa como la Plaza de España suelen estar animados pero no abarrotados, lo que permite recorrerlos con tranquilidad y apreciar cada detalle sin agobios.

Este plan es perfecto para quienes buscan una experiencia gratuita, al aire libre y con un alto valor cultural y visual. Es apto para todas las edades y no requiere planificación previa, solo ganas de caminar y disfrutar.

Además, al estar tan cerca del centro, puedes combinar este paseo con otras actividades sin necesidad de desplazarte demasiado. Desde allí, puedes continuar hacia los Jardines de Murillo o incluso visitar el Real Alcázar.

La belleza arquitectónica y paisajística de este entorno lo convierten en una parada obligatoria. No importa si es tu primera vez en Sevilla o si ya conoces la ciudad: cada visita ofrece nuevas perspectivas y momentos para recordar.

En resumen, comenzar el domingo con un paseo por el Parque de María Luisa y la Plaza de España es una forma ideal de conectar con la esencia de Sevilla. Historia, naturaleza, arte y serenidad se unen en un solo lugar, creando una experiencia inolvidable.

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Wine Gogh

 

Brunch en el centro histórico

El domingo en Sevilla es sinónimo de calma, sabor y buen ambiente. Disfrutar de un brunch en el centro histórico es una de las mejores formas de comenzar el día con una experiencia deliciosa y relajada. La ciudad cuenta con una oferta variada para todos los gustos.

Muchos locales del casco antiguo han adoptado el concepto de brunch como una alternativa moderna al desayuno tradicional. Platos que combinan lo dulce y lo salado, cafés especiales y zumos naturales son solo algunas de las opciones que podrás encontrar.

Uno de los sitios más recomendados es La Cacharrería, en la calle Regina. Este lugar tiene un encanto especial gracias a su decoración vintage y su carta creativa. Sus tostadas con aguacate, sus pancakes y su café de especialidad son de lo más populares.

Otro rincón encantador es Torch Coffee Roasters, justo al lado del Puente de Triana. Con un ambiente moderno y acogedor, este café apuesta por productos de calidad y opciones saludables, ideal para quienes buscan una experiencia cuidada desde el primer bocado.

En pleno corazón del centro, Jester también es una buena opción. Con un estilo urbano y una carta que mezcla sabores internacionales con productos locales, sus huevos benedict o su shakshuka son perfectos para un desayuno contundente y sabroso.

Lo mejor de hacer brunch en Sevilla un domingo es que puedes alargar la mañana sin prisa. Muchos de estos lugares tienen terrazas donde sentarte a observar el ir y venir de la ciudad mientras disfrutas del sol y de una buena conversación.

El brunch también permite socializar de forma diferente. Es habitual ver a grupos de amigos, parejas o incluso familias reunidas en torno a una mesa bien servida, compartiendo platos y risas en un entorno distendido y alegre.

Además, estos locales suelen cuidar mucho los detalles. Desde la presentación de los platos hasta la música ambiental, todo contribuye a crear una experiencia sensorial completa, ideal para comenzar el día con el mejor ánimo.

Al estar ubicados en pleno centro, muchos de estos lugares están a pocos minutos de otros puntos turísticos. Después de comer, puedes dar un paseo por la Giralda, el Barrio de Santa Cruz o las orillas del Guadalquivir.

Incluso si eres de Sevilla y crees conocerlo todo, descubrir un nuevo sitio de brunch puede ser una forma de redescubrir tu ciudad. Cambiar la rutina del desayuno por algo más especial transforma el domingo en un pequeño acontecimiento.

Muchos brunch incluyen opciones veganas, sin gluten o adaptadas a distintos gustos y dietas. La diversidad de propuestas gastronómicas hace que todos puedan encontrar su plato perfecto sin complicaciones.

Para los amantes del dulce, los gofres con frutas, los croissants rellenos o los bowls de yogur con granola son imprescindibles. Para quienes prefieren lo salado, las tortillas, embutidos y tostas variadas nunca fallan.

Este tipo de plan se ha consolidado en Sevilla gracias al carácter sociable de su gente. El brunch, más que una comida, se ha convertido en una forma de encuentro relajado, una pausa para disfrutar sin reloj ni obligaciones.

Algunos locales incluso ofrecen brunch temáticos, con música en vivo, exposiciones o menús especiales según la temporada. Estas iniciativas añaden un toque cultural que enriquece aún más la experiencia.

Terminar el brunch con un buen café o una copa de cava es la forma perfecta de brindar por el día. Desde ahí, el domingo ya tiene otro color y te prepara para seguir explorando o simplemente relajarte por el centro.

En definitiva, hacer brunch en el centro histórico de Sevilla es un plan sencillo, pero lleno de encanto. Es un momento para cuidarte, saborear y disfrutar de la ciudad a tu ritmo, en un entorno donde tradición y modernidad se dan la mano.

 

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Wine Gogh

 

Ruta por Triana y sus cerámicas

Triana es uno de los barrios con más personalidad de Sevilla. Cruzar el puente de Isabel II un domingo por la mañana es abrir la puerta a una zona con alma propia, donde la historia, el arte y la vida cotidiana se entrelazan con naturalidad.

Comienza la ruta paseando por la calle Betis, paralela al río Guadalquivir. Desde allí, las vistas hacia la Torre del Oro y la Catedral son espectaculares. Esta calle, repleta de bares y coloridas fachadas, tiene una esencia bohemia y alegre que se disfruta mejor sin prisas.

A pocos pasos, el Mercado de Triana cobra vida cada domingo. En él se mezclan los olores de frutas frescas, pescados y embutidos con el murmullo de los locales que charlan y compran. Es un buen sitio para saborear una tapa o un café con encanto.

Junto al mercado se encuentran los restos del Castillo de San Jorge, antigua sede de la Inquisición, ahora convertidos en un pequeño centro de interpretación. Este lugar permite conectar con un capítulo oscuro pero fascinante de la historia sevillana.

Triana es también el corazón de la cerámica artesanal de Sevilla. Desde el siglo XVI, sus talleres producen azulejos y piezas únicas que decoran patios, iglesias y plazas de toda España. Aún hoy, se pueden visitar algunos de estos talleres y ver a los artesanos en acción.

Uno de los más conocidos es Cerámica Santa Ana, que además de vender piezas, cuenta con un pequeño museo. Pasear entre sus estanterías es como hacer un viaje visual por siglos de tradición decorativa andaluza.

Otra parada imprescindible es la calle Alfarería, donde los escaparates exhiben platos pintados a mano, jarrones esmaltados y mosaicos brillantes. Es casi imposible no llevarse un recuerdo o al menos quedarse un rato admirando el arte de sus vitrinas.

Para quienes quieran profundizar, el Centro Cerámica Triana ofrece una experiencia completa. Este museo moderno recorre la evolución de la cerámica trianera con ejemplos, proyecciones y maquetas, todo ambientado en una antigua fábrica del barrio.

Además del arte, Triana tiene un fuerte vínculo con el flamenco. Muchos domingos hay espectáculos en pequeños tablaos, donde se respira pasión y talento en cada zapateado. Algunos bares también programan música en vivo durante la tarde.

Después de recorrer el barrio, nada mejor que sentarse en una terraza junto al río. Desde allí puedes ver cómo el sol ilumina las fachadas del centro histórico y cómo el ambiente de Triana se mantiene auténtico, ajeno al bullicio turístico.

Los bares de tapas del barrio tienen fama por su sabor casero. Puedes probar unas espinacas con garbanzos, un cazón en adobo o unas croquetas de puchero, todo con ese sabor andaluz que define a la cocina sevillana.

Triana también es ideal para explorar sin mapa. Sus callejuelas estrechas y plazas escondidas invitan a dejarse llevar. En cada rincón hay una iglesia, una imagen religiosa o un vecino que saluda desde el balcón, recordando el espíritu de barrio.

La visita puede terminar con una caminata por el Paseo de la O, un camino junto al Guadalquivir que te lleva hasta el moderno puente de la Cartuja. Allí se funden la Sevilla tradicional y la contemporánea en un mismo recorrido visual.

Explorar Triana un domingo es sentir el pulso real de Sevilla. Es vivir la ciudad desde dentro, a través de sus olores, colores y sonidos. La mezcla de historia, arte y vida cotidiana hace de esta ruta una experiencia inolvidable.

En resumen, Triana no es solo un barrio más: es una parte esencial de Sevilla. Sus cerámicas, sus calles y su gente te ofrecen un domingo lleno de cultura, sabor y emoción que difícilmente olvidarás.

 

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Wine Gogh

Tarde de arte y vino en Wine Gogh

Después de una mañana paseando por Sevilla, disfrutar de una tarde artística en Wine Gogh es una propuesta perfecta para cerrar el domingo con creatividad y relajación. Este espacio combina pintura y vino en un ambiente acogedor, ideal para liberar tensiones.

Wine Gogh propone talleres en los que puedes pintar tu propio cuadro mientras saboreas una copa de vino. No hace falta experiencia previa. Instructores amigables te guían paso a paso, permitiendo que cada persona encuentre su estilo y se sienta cómodo.

El concepto es claro: arte para todos, en un entorno divertido y sin presión. No importa si nunca has cogido un pincel, aquí se trata de disfrutar del proceso y dejarse llevar por los colores, las formas y la inspiración del momento.

El local está cuidadosamente decorado, con una iluminación cálida, mesas amplias y música suave de fondo. Todo está pensado para que te sientas a gusto, tanto si vienes solo como en pareja o en grupo de amigos.

Al llegar, te reciben con todos los materiales listos: lienzo, pinceles, paleta de colores y, por supuesto, una copa de vino. Puedes elegir entre diferentes tipos según tus gustos, desde blancos afrutados hasta tintos con carácter.

Durante la sesión, cada persona pinta una versión de una obra inspirada en grandes artistas o temáticas modernas. El ritmo es pausado y ameno, con tiempo para pintar, charlar y disfrutar sin prisas. Incluso hay momentos para brindar y compartir risas.

Uno de los mayores atractivos de Wine Gogh es la sensación de desconexión. En apenas dos horas, pasas de la rutina diaria a sumergirte en un mundo de creatividad, donde cada pincelada es una forma de expresión y bienestar.

El ambiente también favorece la socialización. Puedes conocer a otras personas con intereses similares o simplemente compartir una experiencia distinta con tus acompañantes. Es habitual que los grupos terminen intercambiando impresiones y fotografías de sus cuadros.

Además, el equipo de Wine Gogh se encarga de que te sientas cómodo en todo momento. Hay explicaciones claras, apoyo constante y un trato cercano que hace que la experiencia sea fluida y divertida para todos los perfiles.

Si buscas una forma original de terminar el fin de semana, esta propuesta rompe con lo habitual. Es un plan cultural, relajante y accesible, alejado del bullicio de bares o centros comerciales, y lleno de valor personal.

Una vez terminas tu obra, te la llevas a casa. Ese cuadro no solo será una pieza decorativa, sino también el recuerdo de una tarde especial en Sevilla. Un recuerdo que refleja tu propio estilo y un momento de conexión contigo mismo.

Muchos participantes repiten, atraídos por la variedad de temas y la atmósfera creativa. Cada sesión es diferente, por lo que siempre hay algo nuevo que descubrir, pintar y brindar por ello.

Wine Gogh también ofrece experiencias temáticas, como sesiones de pintura nocturna, eventos privados o colaboraciones con artistas invitados. Esto añade variedad y hace que siempre haya una excusa para volver.

En definitiva, pasar una tarde en Wine Gogh un domingo es mucho más que pintar. Es vivir una experiencia sensorial, emocional y creativa. Es regalarte un momento de calma, inspiración y placer en el corazón de Sevilla.

 

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Atardecer desde las Setas de Sevilla

Contemplar el atardecer desde las Setas de Sevilla es uno de esos planes que se quedan grabados en la memoria. Este monumento moderno, conocido oficialmente como Metropol Parasol, ofrece una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.

Ubicado en la Plaza de la Encarnación, su estructura de madera es considerada la más grande del mundo en su tipo. Su diseño futurista contrasta con el entorno tradicional sevillano, creando una mezcla única entre historia y vanguardia.

Subir a su mirador al final de la tarde permite disfrutar de un espectáculo natural incomparable. El cielo sevillano, teñido de tonos rosados, dorados y anaranjados, ofrece una postal que cambia minuto a minuto con la caída del sol.

Desde lo alto, se pueden ver los principales monumentos de la ciudad: la Giralda, la Catedral, la Torre del Oro y los tejados blancos del casco antiguo. La vista es amplia, limpia y perfecta para sacar fotografías o simplemente admirar en silencio.

El acceso al mirador incluye un paseo por una pasarela ondulada que recorre la parte superior de las Setas. Caminar por ella al atardecer, con la brisa suave y el murmullo lejano de la ciudad, genera una sensación de paz difícil de igualar.

Además, a esa hora el calor ya ha bajado, haciendo que la experiencia sea mucho más agradable. Es el momento perfecto para relajarse, desconectar del bullicio y disfrutar del encanto de Sevilla desde una nueva perspectiva.

En el propio mirador hay un bar donde puedes pedir una bebida y sentarte a contemplar el paisaje. Tomarte un vino o un refresco mientras ves el sol ocultarse es una forma perfecta de cerrar el domingo con calma y estilo.

El ambiente en las Setas es muy especial al caer la tarde. Hay parejas, grupos de amigos, viajeros solitarios y fotógrafos buscando la mejor toma. Todos comparten el deseo de vivir ese instante único que regala la ciudad desde las alturas.

Además de la vista, las Setas cuentan con una iluminación nocturna que añade un efecto visual llamativo. Cuando el cielo se oscurece, las luces comienzan a destacar los contornos de la estructura, creando una atmósfera envolvente.

Para los amantes de la arquitectura, este espacio es una joya contemporánea. Diseñado por el arquitecto alemán Jürgen Mayer, combina innovación y funcionalidad en un entorno patrimonial que invita a la reflexión sobre la evolución urbana.

Una vez terminado el paseo, puedes quedarte por la zona. La Plaza de la Encarnación está rodeada de bares, terrazas y pequeñas tiendas donde continuar la velada. Todo queda a mano, lo que permite improvisar sin alejarte demasiado.

Si prefieres algo más tranquilo, caminar por las calles aledañas te regalará escenas típicas de la ciudad. Balcones con flores, faroles encendidos y el eco de una guitarra flamenca completan el encanto de la noche sevillana.

Este plan se adapta a todo tipo de visitantes. Ya sea en pareja, con amigos o solo, el atardecer desde las Setas se disfruta con la misma intensidad. Es un momento para conectar con el entorno y contigo mismo.

Además, es una actividad económica. La entrada al mirador es accesible, y lo que obtienes a cambio es una experiencia visual y emocional que no tiene precio. Pocos lugares ofrecen tanto por tan poco.

En resumen, ver el atardecer desde las Setas de Sevilla es cerrar el domingo con broche de oro. Una combinación perfecta de belleza, serenidad y modernidad que te permite despedir el fin de semana con una sonrisa y el corazón lleno.

 

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